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Friday, November 6, 2009

Se cumplen 25 años de un trasplante histórico


Aun a los 66 años, el Dr. Leonard Bailey, actual director de cirugía del Hospital de Niños de Loma Linda, opera casi todos los días. Bailey saltó a la fama en 1984 cuando trasplantó el corazón de un babuino en una niñita.

Hoy día, los trasplantes entre diversas especies son más comunes. Pero hace 25 años, ese trasplante abrió el camino para el primer trasplante de corazón en un niño un año después. El Centro Médico de Loma Linda está cerca del 500° caso exitoso de trasplante de corazón pediátrico...

"La mayoría de estos niños debería haber muerto poco después de nacer. Por eso es maravilloso pensar en todos los que han logrado crecer", dice Bayley.

Como hoy se sabe más sobre enfermedades cardíacas congénitas, es posible reconstruir muchos corazones sin necesidad del trasplante, dice.

Pero en 1984, "se les decía a los padres que solo había que esperar la muerte, porque no había nada para hacer", recuerda Bailey.

En 1984, Teresa Bouclair llegó con su hijita Stephanie a Loma Linda, que sufría una severa falla cardiaca. Al no contar con un donante, la madre decidió autorizar este trasplante experimental. El 26 de octubre de 1984, Bailey y su equipo trasplantaron el corazón de un babuino a la niñita. El proceso dividió a la comunidad médica y produjo protestas de grupos a favor de los derechos de los animales.

La bebé, conocida como "Baby Mae" para conservar su privacidad, vivió 21 días, dos semanas más que cualquier otro trasplante de babuino hecho antes. Cuando falleció, el cirujano se presentó ante los medios, y expresó emocionado: "Los infantes con problemas cardiacos que aún no han nacido tendrán un día la oportunidad de vivir, gracias al valor de esta niñita y de sus padres".

Ahora, 25 años después, su objetivo es continuar tratando las enfermedades cardíacas congénitas en los niños. También quiere conservar su salud. Hace dos años, él mismo tuvo que ser operado de cáncer de próstata, una experiencia que le produjo temor pero que llegó a aceptar.

Bailey dice que ha logrado apoyarse en su vida espiritual, aun cuando se le muere algún paciente.

"Siempre es una experiencia emotiva y terrible. Pero en realidad, fortalece mi fe".
Bailey ha dedicado su vida a buscar la forma de extender la duración de la vida de los infantes nacidos con una "sentencia de muerte". Muchos de ellos siguen en contacto con él.

"Veo pacientes que me saludan y me abrazan, y pienso: Pero era un bebé cuando lo conocí y ahora ha crecido. Es algo emocionante".

Teresa Beauclair se reunirá con Bailey el próximo 31 de octubre cuando la universidad presente el estreno de un documental titulado "El corazón de Stephanie".

Teresa asistirá a la ceremonia con sus tres hijos.

Fuente: ANN

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